PRECEDENTES – II

El sistema actual se basa en crear horas de trabajo, intentando que todo el mundo tenga algo que hacer. Se intenta que todos puedan tener trabajo para que puedan ganar dinero para poder vivir.

A la vez, se promueve el consumo de cosas y servicios, para justificar muchos trabajos prescindibles.

Vamos a cambiar el “chip”. Pretendemos que la gente tenga el máximo tiempo libre, para dedicarlo a su familia, hobbyes y ocio. Para ello vamos a eliminar trabajos “inútiles” en un nuevo sistema, basándonos en algunas premisas.

Reducción de trabajo y consumo

Como no se va a usar dinero, eliminemos los bancos. Tampoco vamos a necesitar economistas ni asesores financieros. No se van a pagar impuestos, eliminamos también Hacienda y todos sus funcionarios.

Seria conveniente mantener un nivel de población estable, por lo que la construcción de nuevos edificios e infraestructuras se reduciría considerablemente. Eliminamos obreros de la construcción, y los profesionales relacionados con ella (fontaneros, electricistas, etc.). También se reduce considerablemente el consumo de materiales para la construcción, lo que reducirá considerablemente el tiempo y energía dedicada a su fabricación.

Un objetivo que estudiaremos mas adelante, es potenciar al máximo los transportes públicos, hasta el punto de que no sea necesario disponer de vehículos particulares. Sin vehículos particulares, la industria del automóvil se reducirá al mínimo, al igual que otras industrias asociadas a ella. Desaparecen también los concesionarios, con sus comerciales. Los talleres, dedicados únicamente a vehículos del servicio público, se reducirán al mínimo. Sin vehículos particulares, la necesidad infraestructuras para ellos se reduce drásticamente, o lo que es lo mismo, menos construcción.

Con las necesidades básicas cubiertas, sin vehículos privados y sin dinero, no tiene sentido contratar seguros. Eliminamos todas las compañías de seguros, con sus asesores y comerciales.

Si en lugar de fabricar productos para que duren poco (eliminar la obsolescencia programada), los hacemos para que duren muchos años, la necesidad de fabricar nuevos productos también se reduce considerablemente. Si a la vez automatizamos al máximo esta producción, la necesidad de trabajadores se reduce a un mínimo.

Se pretende vivir en un entorno pacifico, sin guerras ni conflictos (sin dinero y sin posibilidad de acumular riquezas los conflictos deberían desaparecer). En esta situación, los ejércitos y sus soldados ya no son necesarios. Tampoco la industria armamentística.

Incluso, con una sanidad preventiva avanzada, con mejor alimentación y costumbres mas sanas, los problemas de salud se reducirían y podíamos reducir el personal. Hay razones para pensar que actualmente se retrasa intencionadamente la solución a diversas patologías o incluso se crean nuevas con el único fin de obtener rentabilidad económica por parte de las farmacéuticas.

Si en lugar de publicar libros en papel, los publicamos en Internet. Incluso los libros de texto para los estudiantes, podrían descargarse y cargarse en e-books o tabletas, sin necesidad de imprimirlo. Nuestros hijos irían menos cargados a la escuela y las editoriales no serían necesarias. Tampoco necesitaremos imprentas, cuando la labor comercial haya desaparecido. Toda la información puede ser consultada por Internet en variados soportes electrónicos. Al desaparecer las imprentas y editoriales (también prensa escrita) la industria papelera prácticamente desaparecerá. También la industria de tintas y maquinaria para impresión.

 

Como vemos actualmente hay infinidad de sectores que consumen tiempo, energía y materiales que nos podemos ahorrar.

En el sistema capitalista actual, estos cambios supondrían una hecatombe mundial, un desastre sin precedentes, el hundimiento de la economía. Toda esa gente sin trabajo. Todos los empresarios sin poder hacer negocios, sin poder ganar dinero.

Pero en un sistema como el que queremos plantear supone la solución de infinidad de problemas y ningún inconveniente. Ya veremos porque.